En un artículo anterior hablamos sobre el intercambio de gases que ocurre durante la respiración. Hablamos de cómo el aire entra a través de los alveolos y se intercambia el oxígeno que proviene de la atmósfera con el dióxido de carbono que proviene de la sangre, y de esa manera entra a nuestro cuerpo oxígeno y sale dióxido de carbono.
Esto es lo que ocurre en una persona sana. Pero las personas no somos máquinas perfectas; tenemos muchos fallos, y muchos pueden ocurrir justamente en el mecanismo que acabamos de describir. Hoy te voy a hablar sobre uno de ellos, el que produce la enfermedad que llamamos Enfisema.
Los alveolos están agrupados en racimos, como las uvas. Están así, separadas por sus finitas paredes, y rodeadas siempre por capilares por donde hacen el intercambio gaseoso. El oxígeno que entra no causa ningún daño a los alveolos, porque no lo inflama. Pero algunas sustancias sí pueden causar inflamación al alveolo, es decir, pueden dañarlo. (Por si no tengas idea, la inflamación es la reacción que tiene el cuerpo frente a algo que le está haciendo daño). Entre esas sustancias que inhalamos y causan inflamación a los alveolos hay una muy frecuente: el tabaco.
El tabaco, al ingresar hasta un alveolo, puede dañarlo. Y al dañarlo, puede causar una reacción inflamatoria que hace el cuerpo con la intención de detener y reparar el daño causado. En esta inflamación pueden ocurrir un par de cosas como:
- Se rompen las paredes de los alveolos, con lo que disminuye la cantidad de superficie disponible para el intercambio de gases.
- Se engruesan las capas entre el alveolo y el capilar, por lo que a los gases les cuesta más pasar a través de esa membrana (y por la tanto difunden menos)
Enfisema significa "Insuflación" en griego. Se llama así porque el pulmón, al haber aire atrapado, parece como "insuflado", como un globo hinchado.
Estos mecanismos son los básicos que van formando un enfisema.
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