La hepatitis es la inflamación del hígado. El hígado es un órgano que tenemos en el abdomen, que sirve para muchas cosas, entre ellas producir proteínas, filtrar parte del contenido que llega desde lo que comemos, y producir sustancias que sirven para la digestión, entre otras muchas funciones.
Durante la inflamación del hígado, este aumenta de tamaño, y si vemos a nivel celular también sufre daños. Esto se puede ver a través de síntomas como dolor, molestias, desgano, fiebre u otros, siendo uno muy específico la ictericia, que es la coloración amarillenta de la piel; y a nivel de sangre se puede ver elevación de ciertas proteínas que están dentro de las células del hígado, que se llaman AST y ALT, y que se elevan a causa de la destrucción de las células del hígado por la inflamación del mismo.
Existen muchas causas posibles de hepatitis; clásicamente las más frecuentes fueron las hepatitis virales, que se producen por virus que atacan directamente al hígado; estos son los virus de la hepatitis A, B, D y E clásicamente, aunque ya se descubrieron otros. Luego existen otras causas como el consumo de algunas sustancias que dañan al hígado como el alcohol, medicamentos o preparaciones de herbolario que pueden tener hierbas que causan daño hepático, o hepatotoxicidad. La misma obesidad también puede generar un daño crónico a nivel del hígado.
La mayoría de las veces, si eliminamos la causa que generó la hepatitis, éste puede volver a regenerarse y quedar bien; aunque si el daño es muy grave o prolongado durante el tiempo, el daño hepático puede progresar hasta la cirrosis o el daño hepático fulminante. En estos casos, existen otros tratamientos como el trasplante hepático.
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