El vitiligo es una enfermedad en donde la piel pierde su coloración habitual, de tal manera que aparecen superficies en el cuerpo donde que tienen un color muy distinto, más pálido, como si fuera una piel sin colorante.
Para entender cómo se produce el vitiligo, primero tenemos que entender cómo es la piel a nivel microscópico. La piel es un órgano que tiene varias capas: empezando por arriba están las capas más superficiales, y por debajo están las capas con más células y entre las capas más profundas están unas células muy importantes que se llaman melanocitos. Estas células son muy especiales porque son las células que se encargan de producir el pigmento, la pintura de la piel. Esta pintura se llama melanina, muy similar al nombre melanocito. Melas viene de negro, y la melanina es lo que le da este color a nuestra piel. Así, mientras más melanina tenemos, más oscura es nuestra piel. Por ejemplo, cuando tomamos sol, los melanocitos reciben señales para aumentar luego la producción de melanina, que es un protector solar, y por eso luego de exponernos al sol nos ponemos más oscuros, es decir, nos bronceamos.
Puse bien, hay veces en que por algún motivo, que se cree sobre todo de tipo autoinmune, es decir, de un ataque del propio cuerpo hacia estas células, quizá porque las confunde con células extrañas, entonces este ataque destruye a los melanocitos, y entonces se deja de producir melanina en esta región. Esto hace que en esa región la piel se vuelva más pálida, y esta es la causa del vitiligo. Como los melanocitos que se afectan son algunos y no todos al mismo tiempo, esto es lo que genera el aspecto parcheado de las zonas de la piel que tienen menos pigmentos, lo cual se ve a simple vista.
Como la causa se cree que se autoinmune, el tratamiento suele ser el de inmunosuprimir la piel al menos en la porción afectada
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