- La esofagitis eosinofílica es una enfermedad que se caracteriza por presentar una inflamación en el esófago en donde predominan unas células que se llaman eosinófilos, lo cual le da el nombre. Para entender mejor la enfermedad, tenemos que empezar por el principio.
- El esófago es un órgano con forma de tubo a través del cual pasa el alimento antes de llegar al estómago. Por este motivo, tiene contacto con todo lo que comemos por boca. Esto hace que sea un órgano en donde se pueden generar reacciones alérgicas a determinados alimentos, sobre todo en personas predispuestas. Aunque no las únicas, unas células típicas de las respuestas inflamatorias alérgicas son los eosinófilos, que en este caso son las células que terminan recubriendo al esófago que está en contacto con el alimento que le está causando una alergia. Los eosinófilos liberan sustancias que causan inflamación, en principio para eliminar el estímulo lesivo sobre el esófago, pero si éste continúa, lo cual es frecuente si no identificamos exactamente el alimento que está generando el problema, entonces la inflamacion pasa a dañar al esófago, lo cual es causa de remodelados en el mismo que terminan en fibrosis, y ésta fibrosis hace que el esáfago se mueva mal, de estreche, y cause dificultad para tragar y hasta que se atasque alimento, lo cual se denomina impactación.
- Para poder diagnosticar esta enfermedad, hace falta realizar una prueba que se llama endoscopia digestiva, en la cual se mira el esófago y se extraen pequeñas muestras que luego se miran bajo el microscopio para poder ver si existe o no un aumento de eosinófilos, lo cual hace el diagnóstico final.
Tratamiento con IBP.
Empezamos con el tratamiento más usado en nuestro medio, que es con un grupo de medicamentos que se llaman inhibidores de la bomba de protones. Estos no son más que el grupo de medicamentos en donde se encuentra el tan conocido omeprazol. El tratamiento con estos medicamentos demostró excelentes resultados en más de la mitad de los pacientes, y en niños hasta un 70% de respuesta. Son medicamentos con pocos efectos secundarios, los más frecuentes son el dolor de cabeza y la diarrea. Son muy seguros y de fácil administración.
Corticoides tópicos deglutidos
Luego tenemos a otro grupo de medicamentos, que son los corticoides tópicos deglutidos. Estos son corticoides que se tragan y hacen efecto a nivel local en el esófago, con sus efectos antiinflamatorios. Tienen una efectividad de hasta cercana al 90% cuando se utiliza bien, aunque la administración es un poco más complicada. Estos medicamentos vienen tanto en polvo como en un material viscoso, para que al tragar haga el máximo tiempo posible contacto con el esófago. Son medicamentos que a nivel tópico también son bastante seguros, siendo el principal efecto adverso la aparición de candidiasis, que es un hongo que puede afectar al esófago, y esto ocurre sobre todo por la disminución de los sistemas de defensa a nivel local del esófago, por el corticoide. Aunque generalmente no presenta síntomas y responde bien al tratamiento antifúngico. No suele tener efectos secundarios graves a nivel sistémico, como lo que sí puede pasar en terapias con corticoides sistémicos de larga duración.
Tratamiento dietético.
La tercera opción sería el tratamiento dietético, que sería excluir de la dieta los alimentos que podrían estar generando la inflamación a nivel del esófago. En general, por practicidad lo que se hace es eliminar los alimentos que se conocen que están más frecuentemente relacionados con la esofagitis eosinofílica, como son la leche de vaca, el huevo, el trigo, la soja, los pescados y mariscos, y los frutos secos. Luego de un par de meses se comprueba mediante una endoscopia si la exclusión de estos alimentos realmente genera una mejoría a nivel del esófago. Es el tratamiento más engorroso porque requiere mucha adaptación de la dieta, pero por otro lado es el único que actúa directamente sobre la base de lo que produce la enfermedad, y además si funciona permite evitar la utilización de medicamentos
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