Dentro de nuestro cuerpo existen sistemas de defensa que se encargan de protegernos frente a agentes externos como virus, bacterias u hongos. Estos sistemas, que se encuentran entre nuestras células, se encargan de reconocer si existe algún intruso que pueda originar un daño a nuestro cuerpo.
Esto se hace de muchas formas, por ejemplo, hay sistemas que pueden identificar si están presentes células que no son propias, por ejemplo una bacteria, y si la reconocen activan un sistema de defensa para eliminarlas. Otros sistemas están más orientados a por ejemplo los virus, que están dentro de nuestras células y que pueden modificar en algo alguna parte de su estructura externa. Entonces estos sistemas reconocen alguna alteración en la parte externa de las células y activa mecanismos como los que vimos antes. Estos y otros sistemas se engloban en lo que llamamos sistemas de defensa del cuerpo, o sistemas inmunitarios.
Estos sistemas, así como cualquier otro sistema de detección, deben estar siempre en un equilibrio, de tal manera a que deben detectar los casos de infección, y dejar pasar los casos de normalidad. Así, si la balanza se desequilibra hacia el lado izquierdo, podría pasar que se dejen pasar casos de infección y de esta manera no se luche correctamente contra las infecciones, situación que en un extremo se llama inmunodeficiencia. Pero así mismo, si nos pasamos por el otro, lo que puede ocurrir es que el cuerpo detecte como infecciones situaciones donde no existe ninguna, y de este modo provocar reacciones de defensa cuando no existe ningún agente amenazante. Es el equivalente a detectar una cara en las nubes, o pensar que una sombra en la calle es un monstruo; ver una amenaza donde no existe ninguna. A esto es lo que se llama alergia, que se define como una respuesta del sistema inmune frente a una sustancia que no constituye una infección como tal.
Entonces lo que ocurre es que una sustancia que se llama alergeno, que por ejemplo puede ser el polen de una flor, estimula al sistema inmune para que genere una reacción de defensa a la misma, y esto es lo que genera los síntomas de la alergia.
CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LAS ALERGIAS
Las alergias se producen por una reacción exagerada del cuerpo a alguna sustancia que denominamos alergeno y en realidad no es por sí misma nociva para el cuerpo, y el problema viene más bien por la reacción del mismo organismo hacia esa sustancia.
Para entender los síntomas típicos de la alergia, primero tenemos que ver qué sucede a nivel celular. Cuando un alergeno, por ejemplo, el polen, entra en contacto con la mucosa de la nariz, lo que sucede es este alergeno se une a anticuerpos que se habían formado previamente contra él; y al unirse, lo activan para que vaya y se una a otras células, principalmente unas que se llaman mastocitos. Estos mastocitos en contacto con los anticuerpos se activan, y al activarse lo que hacen el liberar unos gránulos, es decir, se degranulan, y estos gránulos contienen varias sustancias, entre ellas la más importante es la histamina. La histamina lo que hace en los tejidos es aumentar la permeabilidad vascular, lo cual significa que los vasos dejan filtrar más líquido hacia ciertos tejidos; esto explica el aumento de secreción a nivel de la nariz o de los ojos, y además también causa picor, lo cual explica por qué una alergia puede generar picazón tanto en la nariz como en los ojos o en otras partes de la piel.
POR QUÉ LAS ALERGIAS SE TRATAN CON ANTIHISTAMÍNICOS.
Un episodio alérgico se inicia cuando una sustancia que causa la alergia, lo que denominamos alergeno, por ejemplo, un grano de polen, entra a nuestro cuerpo por ejemplo a través de la nariz, y llega a ponerse en contacto con anticuerpos que tenemos contra ellos. Algunos de estos anticuerpos están en contacto con unas células que se llaman mastocitos, que tienen dentro gránulos que están compuestos principalmente de histamina, y que al activarse se liberan y causan los síntomas que típicos de aumento de secreción nasal u ocular, y picor. Lo que hace la histamina es unirse a receptores que están en muchas células, por ejemplo en las células de los vasos sanguíneos, y actúan a ese nivel para aumentar por ejemplo la permeabilidad vascular.
Acá es donde entran en juego los antihistamínicos, que como dice su nombre, bloquean la acción de la histamina en este tipo de células. Esto lo hacen uniéndose a los receptores que sirven para activar a la histamina, solo que en esta unión, en vez de activarlas, lo que hacen es bloquear su acción, y de esta manera detienen la progresión del mecanismo que lleva a la alergia. Es decir, lo que hacen los antihistamínicos es bloquear la vía de acción de la histamina, que es uno de los principales mediadores que causan los síntomas en una reacción alérgica.
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