La convulsión febril es la convulsión más frecuente en niños. Es una convulsión que suele precederse por un cuadro de fiebre, y si bien en general el pronóstico es bueno, hay que diferenciar dos grandes perfiles de convulsión febril porque se encontró que cada perfil tiene un manejo distinto, tanto desde las pruebas que se deberían realizar como el tratamiento y el pronóstico.
Los dos tipos de convulsión serían lo que se llama Crisis febril típica, y crisis febril atípica. La crisis febril típica es la crisis que podemos llamar buena, como la mayoría de las cosas típicas en medicina, y de esta manera podemos ir viendo sus características. Teniendo en cuenta las características de una, podemos intuir las características de la otra.
La crisis febril típica aparece en niños que tienen entre 6 meses y 5 años; si aparece en niños menores de 6 meses o con más de 5 años, se considera una crisis atípica. Respecto a la temperatura, las convulsiones típicas aparecen con fiebre de más de 38 grados y sobre todo en las primeras 24 horas de iniciada la fiebre, mientras que si aparece con menos de 38 se consideran atípicas. Los niños en las crisis típicas son niños sin enfermedades neurológicas de base, ni crisis afebriles anteriores, mientras que si tienen alguna patología neurológica basal se consideran crisis atípicas. Respecto a la duración, las crisis típicas tienen que durar menos de 15 minutos; si dura más es atipica. Las típicas tienen que tener un postcrítico corto o no lo tienen, mientras que si dura mucho es atípica; y las típicas no presentan focalidad neurológica; generalmente son tónico-clónicas, lo que significa que hacen las típicas sacudidas de las convulsiones.
Esto, como dijimos antes, es importante porque el manejo en ambos casos es distinto. En el caso de la crisis febril típica, una vez hecho una exploración física donde no se observe ninguna alteración neurológica, el paciente no necesita más realizar otras pruebas diagnósticas o pronósticas, mientras que en el caso de las crisis convulsivas atípicas sí que se suelen realizar otras pruebas diagnósticas como un electroencefalograma, una punción lumbar, o incluso pruebas de imagen en algunas alteraciones específicas.
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