Las enzimas son unas proteínas que sirven para agilizar reacciones químicas de otras proteínas. Haciendo una analogía, si la célula fuera una fábrica de producción, y de hecho lo es, entonces las enzimas serían el equivalente a los trabajadores de la línea de producción que van ayudando a realizar los pasos para la producción de objetos importantes.
Una enzima tiene la forma específica, tan específica que se une solo al sustrato indicado, para que se produzca la reacción adecuada, y una vez producida esta, libera al producto adecuado.
La enzima selecciona al sustrato correcto, y aseguro que se forme el producto correcto. Es la cadena de montaje de la célula. Asegura también el mínimo malgaste de energías, tiempo y materia.
Las enzimas sirven para acelerar reacciones químicas, es decir, actúan como catalizadores. Sin la presencia de las enzimas, estas reacciones ocurrirían de forma mucho más lenta, a veces hasta el punto de ser prácticamente imposibles.
Cada enzima tiene su propia arquitectura, su propia forma, y en una misma célula puede haber miles de enzimas diferentes.
La mayoría de las enzimas se llaman como la reacción que catalizan. Por ejemplo, la alcoholdeshidrogenasa se llama así porque cataliza la pérdida de hidrógeno del alcohol. Como vemos, la forma física de la enzima determina su función.
Podemos simplificar la función de las enzimas de la siguiente manera: una enzima se une a su sustrato, luego se produce la reacción química, y al producirse, el cambio en el sustrato a producto señaliza que la enzima suelte al producto y quede disponible para la siguiente reacción.
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