El trasplante de precursores hematopoyéticos, más comunmente conocido como trasplante de médula ósea, consiste en reemplazar a las células que producen la sangre de una persona sana a una persona enferma.
Trasplantar precursores hematopoyéticos es realmente sacar estas células especiales de una persona, que se llama donante, y ponerlas en la sangre de otra persona, que sería el receptor. Estas células están generalmente en los centros de producción de las células de la sangre, que es la médula ósea, que es una región que está dentro de algunos huesos del cuerpo. Es raro encontrar a estas células en la sangre que circula por ejemplo en las venas de las personas, sino como dije antes, suelen estar dentro de la médula.
Lo que históricamente se hacía es extraer un trozo de médula ósea desde dentro del hueso del donante, generalmente de las crestas iliacas, que son unos huesos que están en la zona de la cadera, y luego centrifugar y purificar el contenido para extraer las células que son los precursores hematopoyéticos que luego se transfieren al receptor; esto se puede introducir en la sangre venosa del receptor, y luego estas células van y se depositan en la médula ósea que previamente fue acondicionada para recibirla. Allí empieza de nuevo a dividirse para formar las células sanguíneas nuevas.
Luego, se descubrió que ciertas sustancias, como las llamadas factores estimulantes de colonias, tienen la capacidad de producir la migración de estas células precursores hematopoyéticas hasta la sangre venosa del donante, y entonces se puede aprovechar este efecto para extraer a estas células desde la sangre venosa, lo cual convierte el procedimiento en uno más simple y menos invasivo. Este procedimiento extrae las células precursoras, y devuelve el resto de las células al donante.
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