Como vimos anteriormente, el filtrado glomerular, como cualquier otro flujo, está determinado por la gradiente de presión existente entre dos puntos, y estas presiones son las hidrostáticas y las coloidosmóticas. Hoy veremos cómo estas presiones pueden alterar el valor del filtrado glomerular. Es un poco complejo, por lo cual seguramente será necesario releerlo varias veces para su correcto entendimiento. Pero intentaré presentarlo de la manera más didáctica posible.
Tenemos entonces "Cuatro presiones" que determinan las gradientes: Las hidrostáticas y las coloidosmóticas del capilar glomerular y de la cápsula de Bowman. Siempre que el filtrado sea correcto, se desprecia la presión coloidosmótica de la cápsula de Bowman, pues se supone que no pasan moléculas proteicas. Entonces solo quedan las dos presiones hidrostáticas y la coloidosmótica del capilar glomerular.
Entonces podemos decir que nos importan los siguientes cambios: Primeramente, la cantidad de moléculas que habrá en el plasma capilar cambiará, justamente por el filtrado renal, e influirá en su presión coloidosmótica. Segundo, la presión hidrostática capilar también puede cambiar fácilmente, por cambios locales o de todo el organismo, como veremos a continuación.
Tenemos entonces "Cuatro presiones" que determinan las gradientes: Las hidrostáticas y las coloidosmóticas del capilar glomerular y de la cápsula de Bowman. Siempre que el filtrado sea correcto, se desprecia la presión coloidosmótica de la cápsula de Bowman, pues se supone que no pasan moléculas proteicas. Entonces solo quedan las dos presiones hidrostáticas y la coloidosmótica del capilar glomerular.
Entonces podemos decir que nos importan los siguientes cambios: Primeramente, la cantidad de moléculas que habrá en el plasma capilar cambiará, justamente por el filtrado renal, e influirá en su presión coloidosmótica. Segundo, la presión hidrostática capilar también puede cambiar fácilmente, por cambios locales o de todo el organismo, como veremos a continuación.
Cambios en la presión Coloidosmótica capilar glomerular.
Como vimos anteriormente, en el glomérulo entra un capilar aferente y sale un capilar eferente. La composición de la sangre en estos dos capilares no es la misma, pues el capilar eferente pasó por el proceso de filtración. Ya habíamos visto que el filtrado glomerular filtra todo menos proteínas, y por lo tanto el capilar eferente tendrá una presión coloidosmótica mayor que el capilar aferente.Capilar Glomerular | Presión Coloidosmótica |
Aferente | 28 mmHg |
Eferente | 36 mmHg |
Entonces, un cambio en la presión coloidosmótica en la sangre también provocaría un cambio en el Filtrado Glomerular. Supongamos que, de repente, el hematocrito se eleva, y con ello se eleva la presión coloidosmótica. Esto terminaría por reducir el valor del filtrado glomerular. Astutamente, existe un mecanismo de acción espontáneo y rápido por el cual el filtrado glomerular puede normalizarse rápidamente, cuando hay cambios en la presión coloidosmótica capilar. Es así:
- Si aumenta la PG, baja el FG. Entonces se filtra menos agua, y esto hace que el plasma se diluya más. Y ahí, al aumentar el volumen de agua, baja la PG y el FG se normaliza.
Este mecanismo es de funcionamiento automático, y muestra un tipo de compensación automática muy interesante.
Cambios en la Presión hidrostática capilar Glomerular.
El mecanismo citado anteriormente de variar la presión coloidosmótica tiene una compensación automática, y esto tiene un pro y una contra: Lo bueno es que cualquier falla se corrige automáticamente. Lo malo es que, si la idea es regular el flujo, no va a funcionar (justamente por el automatismo). Para regular el filtrado glomerular, el cuerpo se fija en la Presión Hidrostática del glomérulo.
- La presión hidrostática está dada justamente por la fuerza de empuje de la sangre. Esto, en capilares, es equivalente a la cantidad de flujo (Q) de sangre. Y depende de 3 factores: 1) Presión Sanguínea, sistémica. 2) Resistencia en la arteriola aferente. 3) Resistencia en la arteriola eferente.
∆ En Presión Capilar |
Re. A. Aferente |
Re. A. Eferente |
Presión Sanguínea |
Para entender esto, podemos visualizar al glomérulo como una piscina con una canilla que le carga agua, y un agujero de salida en el suelo, por donde el agua sale. La canilla sería la arteria aferente, y el agujero de salida la arteria eferente. Tenemos que, al aumentar el flujo en la canilla (disminuir al resistencia arteriolar aferente), la cantidad de líquido - y por lo tanto, la columna de agua o presión hidrostática - aumentará, y pasará lo mismo achicando el agujero de salida (aumentando la resistencia arteriolar eferente). Mientras que, haciendo lo contrario - cerrando más la canilla y aumentando el diámetro del agujero de salida - la presión hidrostática bajará, lo cual disminuirá el filtrado glomerular. La presión sanguínea actuará sobre las presiones basales de las arteriolas citadas anteriormente, y por ello su importancia. Claro está, que hay mecanismos que controlan que la variación de presión sanguínea no influya demasiado en el filtrado glomerular, a fin de evitar daños hacia las nefronas. Lo que hace es que, a mayor presión sanguínea, aumenta la resistencia vascular, y así se mantiene el flujo (Flujo = ∆Presión / Resistencia)
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